sábado, 19 de septiembre de 2009

Sucre, Bolivia



Llegamos a Sucre en un autobús, lleno de gente. Tuvimos la suerte de tener los 3 últimos asientos disponibles en el bus. Verónica, ya tenía reserva! Los 3 asientos eran juntos!!! Nos reímos aún más cuando el bus empezó su camino loco en la carretera aún más loca… era como estar a caballo en una pequeña montaña rusa. Obviamente, casi no pudimos dormir.
Fueron 11 horas de polvo en una carretera en muy mal estado. Pero llegamos. Sharon y yo nos acordaremos para siempre de este momento “parada pipi” compartida juntas con otra mujer Boliviana desconocida. Como no había baño en el bus, el chofer paró solo 1 vez en medio de otro cruce en medio de la nada, para que la gente fuera a mear. Como no había baños, Sharon y yo nos escondemos detrás de un camión allí estacionado, donde otra mujer estaba meando. Así estuvimos alegremente meando todas juntas con una vista impresionante: miles de estrellas delante de nuestros ojos. ¡Eso es lo bueno de estar donde no hay civilización!
Peter el durmió todo el rato. ¡Estoy celosa! ¡Tiene la capacidad de dormir en cualquier sitio así sin más!
Al llegar en Sucre, agarramos un taxi para la residencia donde hicimos una reserva. Fue una sorpresa agradable. Es un sitio bonito aunque volvemos a compartir dormitorio con más gente pero también estamos conociendo a mucha gente divertida.
Decidimos que en Sucre íbamos a descansar un poco. Pero nada más que refrescados y recién duchados, Peter y yo aceptamos de ir a un trekking con 2 chicas Holandesas que Peter conoció en La Paz y que encontramos en el supermercado donde fuimos a comprar. En realidad, era una excursión de 1 día de mountain bike en los alrededores de Sucre y me pareció fantástico aunque un poco difícil por el tema de la altura. Nos fuimos a matricular para el día siguiente (ayer) y Peter y yo decidimos matricular a Sharon también sin avisarla. Ya sabíamos que no es “su cosa” porque fue una de las cosas de hablamos justo 2 noches anteriores. Pero aún así, conseguí convencerla.
El día de mountain bike fue un RETO de verdad!!! Las chicas holandesas, Kim y Patricia que ya habían hecho la ruta de la muerte en La Paz estaban bien en forma, sin contar Peter que es increíblemente competitivo. A penas 10mn después de haber salido de la ciudad, Sharon decía volver atrás porque ya no podía más. Me baje de la bici también y la acompañé. La Sharon siempre sonriente ya no estaba… solo estaba una persona súper agobiada y frustrada… pero conseguimos hacerla sonreír y le volvimos a explicar que los cambios de la bici están allí para facilitarle el trabajo y que Bolivia no es plano sino todo lo contrario pero que nuestra ruta era para nivel intermediario!!!
Lo pasamos bien pero fue muy difícil. Tuve una caída bastante fea cuando bajamos unas pendientes muy fuertes. Intente evitar chocar con Peter y use el freno de delante al mismo tiempo que el de atrás. Resultado: vi la bici pasarme por encima y yo comiendo polvo. Por suerte no me hice mucho daño pero tengo la rodilla costada y el pecho que me duele.
Como dice la canción: “Every day do something that scares you!!!”
Hoy estamos felices por haber hecho la ruta de mountain bike aunque Sharon todavía nos mira con esta mirada diciendo que lo pagaremos de una forma o otra!!!
La noche fue más tranquila aunque bastante emociónate también. En unos de los pubs de Sucre proyectaron el documental: The Devil’s Miner que fue filmado a 2 horas de aquí en las famosas minas de Potosí. Fuimos confrontados a una realidad muy cruda. Nos hizo reflexionar mucho. Noelia, una chica argentina que comparte nuestro dormitorio, estuvo en Potosí el día anterior y no pudo retener sus lágrimas. Cuando se acabo la proyección, nadie se movió durante un largo rato. Es duro saber que la lucha de los mineros es vena y que seguirán habiendo mineros sacrificando sus vidas para los suyos, trabajando en condiciones inhumanas tal y como este chaval de 14 años, protagonista del documental… nos preguntamos todos si pudo alcanzar su sueño: salir de las minas y un día ser profesor…
Nuestro ánimo volvió a ser más alegre más tarde al juntarnos todos a una mesa para cenar, pero no pudimos evitar volver a hablar del tema.
Pasamos el resto de la velada en el pub a charlar, bailar y reír, poco a poco volviendo a nuestro estado de “inocencia” viajera…

Amistades en el viaje

Supongo que hay una solidaridad secretamente pactada entre los viajeros que se cruzan durante su viaje. Hay un entendimiento y una comprensión del arco iris de emociones que uno puede sentir tan lejos de su cultura y de su gente.

Nos reímos mucho pero también hablamos un montón de lo que sentimos y de lo agradecido que estamos de poder vivir momentos tan especiales y emocionante. Nos alegra que la rutina sea anti rutina!!! Cada día se abre a nuevas aventuras cada vez más divertidas… y a veces un verdadero reto!!!

En Samaipata, Sharon y yo conocimos a Peter, un chico Holandés que Sharon conoció en La Paz en la residencia donde se alojó. Tengo que admitir que la complicidad que Sharon y yo tenemos es bastante inhabitual y que nos llevamos a increíblemente bien. Parece que nos conocemos desde años. La llegada de Peter en nuestro “grupo” de viaje también es algo inhabitual!!! Los 3 parecemos hermanos bromeando y riéndonos. Es fácil viajar con ellos: nos entendemos y tenemos la misma apertura de mente aunque diferentes intereses, que compartimos con mucha alegría con todos.

Así que decidimos seguir viajando un poco más hasta que nuestros caminos se separen si otro remedio: ellos van hacia el sur (Argentina y Chile) y yo hacia el norte (La Paz).

Así fue la aventura:

En Samaipata, lo pasamos bien a pesar del frío que hacia el primer día, pero pronto cambio y hizo un sol espectacular que nos permitió hacer unos trekking por la naturaleza hermosa que rodea el pueblo.

Asistimos al concierto de Pirai Vaca, un guitarrista Boliviano famoso por aquí y también, según dicho en Alemania también donde reside. Fue bonito y muy interesante. No lo sabían entonces, pero me hice amiga de su madre en el hostal donde nos hospedábamos. Una mujer tierna y sensible. La primera noche que lleguemos estuve conversando con ella mientras nos estábamos calentando al lado de la chimenea. Hablamos mucho del tema de micro créditos y de política en Bolivia y me invitó a su casa. Trabaja en una asociación de mujeres campesinas en Santa Cruz y la verdad es que me interesé mucho por lo que está haciendo allí. Tal vez acepte su propuesta después de La Paz... ya veremos.

Beatriz y Gonzalo, nos invitaron a comer en su hostal. Tenían acceso a la cocina y nos prepararon una sopa de maní riquísima. Una delicia. Realmente!!! Lo pasamos bien con ellos preparando la sopa y intercambiando diferencias culturales.

A la mañana siguiente, Peter que se presentó en nuestro hostal el día anterior se apunto a la excursión de 6 horas que Sharon y yo teníamos planeado. Fue agradable estar en medio de la naturaleza disfrutando del silencio y de la presencia de cado uno, aprendiendo a conocernos y sorprendidos de ver cuanto nos estábamos llevando bien.

Peter se animo a seguir los pasos del Che con nosotras y es así que llegamos los 3 a Vallegrande un pueblo un poco más grande que Samaipata donde también pasó el Che. De allí, se llega a un pueblito llamado La Higuera, donde asesinaron al Che después de tenerle preso. Es un lugar extraño en medio de nada más que naturaleza árida! Estuvimos allí toda la tarde. Es un pequeño pueblo de unas, máximo, 20 casitas y éramos los únicos turistas a pasar por allí. En las paredes de las casas, propaganda Cheguevaristas... Me es difícil todavía aceptar el lado violento del personaje. Y a la vez entiendo perfectamente su lado compañerismo y su pasión por la dignidad humana de cada persona. Aun así, me resulta difícil pensar que podría coger las armas para revindicar mi afiliación política y social... Para él, solo se podía cambiar el destino de los opresazos así...

Salimos del museo del Che aún más emocionados… Tanta emoción que luego compartimos a la noche en el patio de nuestra residencia con velas y un vaso de vino.

Al día siguiente, fuimos al mercado de Vallegrande a desayunar y hablar con la gente del mercado. Compramos el pasaje para Mataral, un pueblo donde nos han dicho que podríamos agarrar otro bus para Sucre.

Pregunte si en Mataral es bus pararía en un estación y la respuesta fue afirmativa pero la realidad fue otra. Nos dio un ataque de risa cuando el bus nos dejo en la famosa Mataral: en medio de nada más que polvo. Mataral es un cruce entre 2 carreteras de polvo en medio del casi desierto!!! Ya hacia de noche y no teníamos la menor idea de donde esperar el bus para Sucre, ni cómo reconocerlo. Así que me acerque a una chica que había visto bajar del bus de Vallegrande y parecía esperar algo también. Me confirmó que ella también se iba para Sucre y que el bus para la ciudad pasaría un par de horas después. La invitamos a tomar algo en un de los bares del cruce (eso sí que habrían 3!!!) para hacer tiempo.

Poco tiempo antes de la supuesta hora, nos pusimos en la carrera de Sucre para esperar al bus que llego una hora más tarde… una riza todo.

La verdad es que aquí la verdad verdadera no sale tan fácil… siempre nos confirman lo que supongo saben que nos gustaría escuchar PERO eso hace el viaje más complicado… Lo bueno es que como ya lo sabemos, nos lo tomamos con más calma. Peter y Sharon se ríen cuando alguien me confirma algo, le vuelvo a preguntar si lo que ha dicho sería más o menos cierto… y cuanto cerca de la realidad es lo que me están diciendo…

miércoles, 16 de septiembre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009

Viaje de Santa Cruz a Samaipata, Bolivia


Salimos de la Residencia con Sharon despues del desayuno. Ya teniamos muchas ganas de estar cerca de la naturaleza.

Cargamos las mochilas, nos despedimos de Gustavo y Mighele y encontramos un taxi para llevarnos a otra parada de taxi, los que hace el viaje de 2h30 para Samaipata. Al llegar, nos informa el próximo taxi por salir que hay un bloqueo a 1 hora de la ciudad. Pero nadie sabia porque hay un bloqueo... Hace falta minimo 4 personas para que el taxi salga para Samaipata y alli había una pareja boliviana que estaba esperando que 2 personas más lleguen para salir. Sharon y yo nos acercamos a ellos para ver lo que querrian hacer porque no teniamos ninguna garantia de poner encontrar otro taxi al pasar el bloqueo andando que nos llevaria para Samaipata. Al conversar con ellos, parecias confiar mucho en que encontrariamos otro taxi una vez pasado el bloqueo y que posiblemente ya habrian abierto de nuevo el paso después de la protesta.
No querria quedarme un día más en Santa Cruz y Sharon tampoco, así que nos arriegamos y aceptamos de compartir taxi con Beatriz y Gonzalo que iba a ser nuestros nuevos compañeros de aventura. Aceptamos el nuevo precio que nos ofrece el taxista por si acaso nos quedamos donde el bloqueo.

Y así fue: menos de una hora después de emprender el viaje nos encontramos con el famoso bloqueo. Ya nos entreramos que son los taxi motos que han armado todo el caos que vemos delante del camino cortado.

Cargados con las mochilas decimos adíos a nuestro taxista y cruzamos el bloqueo. Era como una fiesta más que un bloqueo. Había puestos de comida pero eso si había algo de revendicación escrito en trozos de telas. Una vez cruzados los 600m de bloqueo, nos encontramos en el otro lado con que no hay taxis para llevarnos a Samaipata.

Era la hora de almorzar así que no decidimos comer en unos de los restaurantes de la carretera. Fue interesante conversar con Gonzalo y Beatriz. Ellos tenían mucha curiosidad sobre nuestras vidas y nosotros sobre las suyas. La hora de la comida fue un intercambio cultural con muchas rizas. Sharon y yo nos alimentamos de este intercambio pero tambien de una deliciosa sopa de trigo.

Despues de comer, se ven siempre las cosas mejor. Digo a Gonzalo, que si no encontramos un taxi que a mi no importa incluso llegar en camion, siempre que lleguemos antes de la atardecer. Deseo formulado, deseo transformado en realidad: se fue directo al camion que estaba detras de mi y hablo con el conductor que acepto llevarnos todos por 10bolivianos cada uno. Fue una alegria.

Viajamos con campesinos que volvian a sus pueblos con un monton de mercancias. Fue toda una experiencia!!! Experiencia divertida que nos gusto mucho a pesar del aire frio que se hacia sentir cada vez que nos acercabamos a Samaipata.

Llegamos sucios de polvo de tierra al hostal en Samaipata despues de 5 horas de viaje en vez de 2h30, pero felices de haber vivido esta aventuras que nos permitio conocer a 2 personas maravillosas: Beatriz y Gonzalo.